Milagrito de vida eres y siempre serás nuestra pequeña princesa.
Cuando Dios nos anunció tu llegada, fue algo mágico. El corazón de papito latía a mil por hora, mamá estaba sorprendida y asustada, y cuando tus hermanitos se enteraron, sus rostros se llenaron de luz, sonrisas y asombro.
Cambiaste por completo nuestras vidas. Fuiste una guerrera, aferrándote a la vida desde el vientre de mamita.
Hoy queremos decirte:
Cree en ti, en lo talentosa, fuerte y hermosa que eres. Brilla como la estrella más alta del universo, persigue tus sueños y encuentra el camino a tu propia felicidad, sabiendo que habrá momentos difíciles, pero siempre podrás salir adelante.
Siempre contarás con la presencia de tus hermanos y de tus papitos para apoyarte.
Recuerda que, de la mano de Dios, todo es posible y bendecido.